Salmo 8

Señor y Dios nuestro,
¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
¡Has puesto tu gloria sobre los cielos!
Las alabanzas de los niños de pecho
son tu mejor defensa contra tus enemigos;
ellas silencian a tus vengativos adversarios.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
y la luna y las estrellas que has creado,
me pregunto:
¿Qué es el ser humano, para que en él pienses?
¿Qué es la humanidad, para que la tomes en cuenta?
Hiciste al hombre poco menor que un dios,
y lo colmaste de gloria y de honra.
¡Lo has hecho señor de las obras de tus manos!
¡todo lo has puesto debajo de sus pies!
¡Todas las ovejas y todos los toros!
¡Todos los animales del bosque!
¡Las aves en el cielo y los peces en el mar!
¡Todo lo que surca las profundidades del mar!
Señor y Dios nuestro,
¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!

Génesis 2, 18-24
18 Después Dios el Señor dijo: «No está bien que el hombre esté solo; le haré una ayuda a su medida.» 19 Y así, Dios el Señor formó de la tierra todos los animales del campo, y todas las aves de los cielos, y se los llevó a Adán para ver qué nombre les pondría; y el nombre que Adán les puso a los animales con vida es el nombre que se les quedó. 20 Adán puso nombre a todos los animales y a las aves de los cielos, y a todo el ganado del campo, pero para Adán no se halló una ayuda a su medida. 21 Entonces Dios el Señor hizo que Adán cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una de sus costillas, y luego cerró esa parte de su cuerpo. 22 Con la costilla que sacó del hombre, Dios el Señor hizo una mujer, y se la llevó al hombre. 23 Entonces Adán dijo: «Ésta es ahora carne de mi carne y hueso de mis huesos; será llamada “mujer”,[a] porque fue sacada del hombre.»[b] 24 Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán un solo ser.

Hebreos 1,1-4; 2,5-12
Dios, que muchas veces y de distintas maneras habló en otros tiempos a nuestros padres por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y mediante el cual hizo el universo. Él es el resplandor de la gloria de Dios. Es la imagen misma de lo que Dios es. Él es quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la derecha de la Majestad, en las alturas, y ha llegado a ser superior a los ángeles, pues ha recibido un nombre más sublime que el de ellos.

Dios no puso el mundo venidero, del cual estamos hablando, bajo la autoridad de los ángeles. Como alguien testificó en cierto lugar:

«¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
o el hijo del hombre, para que lo tengas en cuenta?
Lo hiciste un poco menor que los ángeles;
lo coronaste de gloria y de honra,
y lo pusiste sobre las obras de tus manos;
todo lo sujetaste debajo de sus pies.»

Así que, si Dios puso todas las cosas debajo de sus pies, entonces no dejó nada que no esté sujeto a él. Sin embargo, todavía no vemos que todas las cosas le estén sujetas. Lo que sí vemos es que Jesús, que fue hecho un poco menor que los ángeles, está coronado de gloria y de honra, a causa de la muerte que sufrió. Dios, en su bondad, quiso que Jesús experimentara la muerte para el bien de todos.

10 Porque convenía que Dios, por quien todas las cosas existen y subsisten, perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de la salvación de ellos, a fin de llevar muchos hijos a la gloria. 11 Porque el mismo origen tienen el que santifica y los que son santificados. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos 12 cuando dice:

«Anunciaré tu nombre a mis hermanos,
Y en medio de la congregación te alabaré.»

Marcos 10,1-16

Jesús salió de allí y se fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. El pueblo volvió a reunirse en torno suyo, y él volvió a enseñarles, como era su costumbre.

Unos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron si le estaba permitido al esposo divorciarse de su esposa. Jesús les respondió: «¿Qué les mandó Moisés?» Ellos dijeron: «Moisés permitió el divorciarse de la esposa mediante un certificado de divorcio.» Jesús les dijo: «Ese mandamiento les escribió Moisés por lo obstinado que es el corazón de ustedes. Pero, al principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer. Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán un solo ser, así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe nadie.»

10 Ya en la casa, los discípulos volvieron a preguntarle acerca de lo mismo, 11 y Jesús les dijo: «Quien se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. 12 Y si la mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio.»
13 Llevaron unos niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendieron a quienes los habían llevado. 14 Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. 15 De cierto les digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» 16 Entonces Jesús tomó a los niños en sus brazos, puso sus manos sobre ellos, y los bendijo.

Agenda Evangélica: Salmo 32,1-7; Éxodo 34,4-10 (P); Santiago 5,13-16; Marcos 2,1-12

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