Domingo 7 de mayo

…Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí. Si me conocen a mí, también conocerán al Padre. Desde ya ustedes lo conocen y lo han visto.
Juan 14,6-7

Hoy es domingo. Hoy, en nuestros templos el Evangelio está en el centro. Y así debería ser también en nuestra vida: el Evangelio que me consuela, que me da ánimo y esperanza, que me ayuda a perdonar y aceptar el perdón.
Una de las preguntas más frecuentes que me hicieron a lo largo de muchos años al servicio de la Iglesia tiene que ver con la imagen que tenemos de Dios: ¿cómo es Dios?, ¿por qué el Dios del Antiguo Testamento es tan cruel y castigador?
Parece que los discípulos tienen las mismas preguntas, las mismas dudas que nosotros. Es una actitud que llama la atención ya que están todo el tiempo con Jesús, lo escuchan predicar, ven sus gestos, son testigos de sus acciones. Pero “vienen” del Antiguo Testamento, piensan en sus categorías y porque fueron educados así, y es por eso que en sus corazones y mentes vive la misma imagen: el Dios terrible, castigador, al que hay que someterse, el Dios que se manifiesta en la ley, y sobre todas las cosas, el Dios que enviará al mesías que librará a su pueblo de la ocupación romana.
Les recomiendo leer el libro “Ben Hur” de Lewis Wallace. Muchos habrán visto la película con el mismo título, pero vale la pena leer el libro.
Hoy, la pregunta que nos hace el Evangelista Juan es: ¿la imagen que tienes del Padre, coincide con lo que Jesús te enseña? Es Jesús quien nos enseña a orar “Padre Nuestro”.
Reiner Kalmbach

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