2° domingo de Adviento
Esto sucedió como está escrito en el libro del profeta Isaías: “Una voz grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor; ábranle un camino recto. Todo valle será rellenado, todo cerro y colina será nivelado, los caminos torcidos serán enderezados, y allanados los caminos disparejos. Todo el mundo verá la salvación que Dios envía”.
Lucas 3,4-6
La lectura del evangelio propuesto para hoy nos llena de esperanza, ya que a través de Juan el Bautista se retoma un anuncio previamente hecho por el profeta Isaías, en el cual se anuncia que todos verán la Salvación de Dios.
Estamos en el tiempo de Adviento, preparándonos para celebrar la llegada del Salvador. ¡Qué alegría! ¡Qué ansiedad! Tenemos tantos preparativos aún pendientes: los regalos, la comida, decidir en casa de quién nos reuniremos, la ropa que usaremos en esta noche tan especial. Son tantos los pendientes que parece que nos faltara tiempo para prepararnos y dejar todo listo para la llegada del Salvador.
Pero en esta carrera que emprendemos con la llegada de las fiestas, a menudo nos distraemos y a veces nos impide ver que el Salvador ya está en medio de nosotros, clamando para que preparemos el camino en nuestras vidas, para que el Señor pueda habitar con nosotros. Que en este tiempo podamos perdonar y pedir perdón, abrazar y permitir que otros nos abracen, dejar atrás rencores y desesperanzas para llenarnos de fe. Que podamos salir a anunciar que todos y todas, sin importar su situación, pueden experimentar la salvación que Dios envía, una salvación que nos permite celebrar el nacimiento de Jesús incluso si no hemos completado todas las tareas pendientes. Lo que debemos preparar es nuestro corazón.
Moara Benetti Abegg