Salmo 126

Cuando el Señor nos haga volver a Sión,
nos parecerá estar soñando.
Nuestra boca se llenará de risa;
nuestra lengua rebosará de alabanzas.
Entonces las naciones dirán:
«¡El Señor ha hecho grandes cosas por éstos!»
Sí, el Señor hará grandes cosas por nosotros,
y eso nos llenará de alegría.

Señor, ¡haz que volvamos de nuestra cautividad,
y que corramos libres como los arroyos del desierto!
¡Haz que los que siembran con lágrimas
cosechen entre gritos de alegría!
¡Que los que entre sollozos esparzan la semilla,
vuelvan alegres trayendo sus gavillas!

Malaquías 3,1-4

El Señor de los ejércitos ha dicho:

«He aquí, yo envío a mi mensajero, el cual me preparará el camino.»

El Señor, a quien ustedes buscan, vendrá de manera repentina, lo mismo que el ángel del pacto, en quien ustedes se complacen. Sí, ya viene. El Señor de los ejércitos lo ha dicho. ¿Pero quién podrá resistir cuando él se presente? ¿Quién podrá mantenerse de pie cuando él se manifieste? Él es como un fuego purificador, como el jabón de lavanderos. Se sentará para refinar y limpiar la plata, es decir, limpiará y refinará a los hijos de Leví como se refinan el oro y la plata, para que ellos le presenten al Señor las ofrendas justas. Entonces las ofrendas de Judá y de Jerusalén volverán a ser gratas al Señor, como lo fueron en el pasado, en los años antiguos.

Filipenses 1, 3-11
Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones siempre ruego con gozo por todos ustedes, por su comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora. Estoy persuadido de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Es justo que yo sienta esto por todos ustedes, porque los llevo en el corazón. Tanto en mis prisiones como en la defensa y confirmación del evangelio, todos ustedes participan conmigo de la gracia. Porque Dios me es testigo de cuánto los amo a todos ustedes con el entrañable amor de Jesucristo. Y esto le pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, 10 para que aprueben lo mejor, a fin de que sean sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, 11 llenos de los frutos de justicia que vienen por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

Lucas 3, 1-6

Era el año decimoquinto del imperio de Tiberio César. Poncio Pilato era entonces gobernador de Judea, Herodes era tetrarca de Galilea, su hermano Felipe era tetraca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias era tetrarca de Abilinia. Anás y Caifás eran sumos sacerdotes. En esos días Dios le habló a Juan hijo de Zacarías en el desierto. Juan fue entonces por toda la región cercana al Jordán, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados, tal y como está escrito en el libro del profeta Isaías:

«Una voz clama en el desierto:
Preparen el camino del Señor
y enderecen sus sendas.
Todo valle será rellenado,
y todo monte y colina será nivelado.
Los caminos torcidos serán enderezados,
las sendas dispares serán allanadas,
y todos verán la salvación de Dios.»

Agenda Evangélica: Salmo 80,2.3b.5-6.15-16.19-20; Isaías 63,15 – 64,3; Santiago 5,7-8(9-11); Lucas 21,25-33; Isaías 35,3-10 (P)