«El Reino de Dios como espacio del buen vivir»: culto del quinto domingo después de Pentecostés

La pastora Cristina La Motte, de la Congregación de Temperley y El Sembrador de Ezeiza de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP), reflexiona sobre Marcos 5, 21 – 43 que relata el acercamiento de Jairo y de la mujer que padecía hemorragias desde hacía 12 años.

El mensaje aborda sobre la situación de dos mujeres de condiciones económicas totalmente diferentes, la hija de Jairo, Jefe de la Sinagoga y una mujer pobre que tenía una hemorragia desde hacía 12 años y la buscaba cura, porque su enfermedad la hacía impura. Ambas mujeres estaban en una situación límite, sin importar su condición económica. Buscaron a Jesús haciendo algo convencidas, creían que él podía hacer algo para cambiar sus situaciones. La fe es la certeza de que hay una fuerza de otro orden capaz de cambiar las cosas.

La Motte indaga en ambas situaciones, donde la necesidad de la persona era más grande que los mandatos sociales. Allí, esa fuerza y la de Jesús entran inmediatamente en contacto, diciéndole que por su fe se ha curado. Por otra parte, analiza que el poder religioso no veía con buenos ojos a Jesús, pero Jairo, siendo jefe de la sinagoga, ignora la regla y pone su fe en Jesús. Por lo que Jesús entra en su casa y, tocando la niña, le devuelve su salud y la vida misma.

En el último tramo de su predicación, reflexiona que la enfermedad es parte de la vida y el cuerpo busca curarse. Pero también es cierto que no siempre se gana la batalla, siendo así también la muerte, parte de la vida. La enfermedad no es algo moral ni castigo o voluntad de Dios, sino es algo de la naturaleza, pero el texto muestra la carga que pone la sociedad sobre las personas enfermas, convirtiendo ese peso en parte de la enfermedad. El primer paso para encontrar alivio es intentar quitarle ese peso a la enfermedad.

Al mirar la realidad, destaca que la pandemia es parte del ahora y hay gente que se enferma, algunos la pasan más o menos, otros mal y otros mueren. Hay una construcción social y una guerra, así como falsos comentarios. “Tal vez si pudiéramos dejar de lado y sentir que cuidarnos no es solo para nosotros, cuanto mejor estaríamos”, analizó. Por otra parte, la realidad muestra una vez más que la enfermedad iguala a todos y todas y no sirve de nada tener el remedio, si alrededor todos están infectados. Así es posible entender que «no hay salvación si no es con todos». Ese es el mismo sentido, cabe repetir «busquen primero el Reino de Dios y su perfecta justicia, porque todo lo demás viene por añadidura».

El aporte musical en esta oportunidad fue realizado por el pastor Narciso Weiss, que interpreta un clásico himno evangélico titulado «tal como soy». Además, desde Naranjal Paraguay el músico Nilson Österlein presenta su creación «momentos», que en este caso canta junto a Peter Westerman.

La edición fue realizada por Eugenio Albrecht del Área de Comunicaciones de la IERP.

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