Encuentro Fraternal de Mujeres del Distrito Oeste en Rosario

El 21 de abril se realizó en Rosario el 27° Encuentro Fraternal de Mujeres del Distrito Oeste de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP). Este evento fue muy importante para la comunidad local, ya que se congregaron casi 100 mujeres de diversas congregaciones. Bajo el tema «¿Por qué buscamos a Dios tan lejos?» y el lema «Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo les pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes… porque él permanece con ustedes y estará en ustedes» (Juan 14,15-17), el encuentro estuvo lleno de actividades significativas y enriquecedoras.

Participantes del encuentro fraternal de mujeres del Distrito Oeste.

Erika Haider, presidenta de la comunidad de Rosario compartió los detalles del evento. El día comenzó con varios talleres y trabajos en grupo con los textos Juan 20,1-18; Marcos 10,17-30; Exodo 32,1-16 y Jeremias 33,1-11. Uno de los momentos más destacados fue el culto, donde la música jugó un papel central. El organista de la comunidad Maestro Juan Carlos Saez Kovacs estuvo presente, y durante el almuerzo, los participantes disfrutaron de la guitarra de Lina Schultz y el teclado de Iván Muller, creando un ambiente de alegría y celebración.

Es importante destacar la notable participación de las jóvenes universitarias, que aportaron su energía y sus perspectivas frescas al encuentro. Así también fue valorado el aporte de los jóvenes varones, que prepararon un delicioso almuerzo de pollos a la parrilla. La diversidad de edades entre las asistentes, desde la más joven con 16 años hasta la mayor con 97 años, enriqueció aún más el encuentro.

Encuentro Fraternal de Mujeres del Distrito Oeste en Rosario.

Además, el encuentro incluyó la lectura de un poema inspirador escrito por Norma Meier de la comunidad de Felicia. El poema reflexionó sobre la cercanía de Dios y la importancia de buscarlo en nuestras vidas diarias, con palabras que resonaron profundamente entre las asistentes:

El tema a tratar hoy es: ¿por qué buscamos a Dios tan lejos?
Si aún lo tenemos tan cerca, lo sentimos, hablamos con Él sin verlo,
es maravilloso poder hacerlo con Fe, convicción, creencia,
afirmación, seguridad, rectitud y honradez.
Estar seguras que Él por medio de la oración nos escucha,
esto que hacemos hoy acá así reunidas, es de su agrado,
porque palabras de Jesús: “Donde hay dos o más reunidas en mi nombre,
yo estaré en medio de ellas”.
También lo dijo Jesús, el lema de hoy:
“Si ustedes me aman, obedecieran mis mandamientos,
yo le pediré al padre que les mande otro defensor, el espíritu de la verdad
para que esté siempre con ustedes, porque Él permanece con ustedes y estará en ustedes”.
También me gusta este versículo que se encuentra en Juan 3,16, dice así:
“Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su único hijo para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna”.
Los padres nos preocupamos por nuestros hijos para que crezcan con valores,
los preparamos para la vida, los acompañamos en la carrera que ellos eligen
y anhelamos que tengan un buen trabajo y un gran futuro.
Cuando algún hijo pasa por alguna situación difícil estamos a su lado,
los acompañamos hasta las últimas consecuencias y lo hacemos por amor.
¿Pero los conducimos por la senda que lleva a la vida eterna?
¿La transitamos nosotras con la certeza de que esa vida nos pertenece con solo creer en el Señor?
Esta debe ser nuestra primera responsabilidad como madres,
muchas veces anteponemos otras prioridades y somos responsables
de mostrarles ese regalo y transitarlo junto a ellos.
Si llevamos una vida consagrada a Dios, si lo buscamos en oración,
como dice el lema de hoy, no lo buscaremos tan lejos,
si tenemos cada día un encuentro personal con él, a través de su palabra y la meditación,
sentiremos su amor y su presencia, nuestro corazón se llenará de paz y de alegría,
la felicidad nos acompañará aún en medio de circunstancias adversas,
sabemos que estamos transitando el camino eterno en la presencia del Señor
y seremos espejo para los que nos siguen y caminan junto a nosotras.
Aquí estamos, de paso con una misión que cumplir,
nada sucede por casualidad para el creyente, todo tiene una razón de ser.
No todo es color de rosas, enfrentamos dificultades, enfermedades, envejecemos,
nos separamos de seres queridos cuando la muerte los arrebata,
solo será un hasta luego para el creyente,
pues en la vida eterna nos volveremos a encontrar.
Dios nuestro, en tu gracia permítenos vivir de tal manera
que nuestras vidas reflejen tu amor y tu misericordia. Amén.

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