He oído murmurar a los israelitas. Habla con ellos y diles: “Al atardecer, ustedes comerán carne, y por la mañana comerán pan hasta quedar satisfechos”. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios.
Éxodo 16,12

El pueblo de Dios atraviesa el desierto, y la vida se torna difícil, lo que los lleva a quejarse tanto de Dios como de sus líderes. Llegan a decir: «Hubiera sido mejor quedarnos en Egipto». Parecen haber olvidado los latigazos en sus espaldas, la opresión que sufrieron, y la orden de matar a los recién nacidos varones. Parece que han olvidado que “los hicieron amargas sus vidas, imponiéndoles trabajos crueles con mezcla de lodo y fabricación de ladrillos, y todo tipo de trabajo en los campos” (Éxodo 1, 4). Y debido a esta falta de memoria, mientras avanzan por el desierto – ¡rumbo a la tierra prometida! – se quejan. En ocasiones, nosotros también caemos en este comportamiento, e incluso algunos llegan a pensar que el pasado siempre fue mejor, sin darse cuenta de que lo mejor siempre está por delante. Porque la vida no retrocede. La historia podría repetirse si no estamos atentos, pero el futuro siempre está por delante. Y al caer la tarde, o a más tardar mañana, hay un Dios que, a pesar de nuestras quejas, está listo para suplir todas nuestras necesidades y superar todas nuestras expectativas. Esto es porque Dios nos ama y nos guiará a través del desierto.

Jorge Daniel Zijlstra Arduin

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