Jueves 1 de febrero

Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer, pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse. Isaías 40,30 – 31

¿Alguna vez les pasó de estar agotados/as y pensar "no puedo más"? Sentir que el cuerpo está en huelga y pide un descanso. Sentir que, por mucho que lo intente, no puedo salir de la cama.
Así se sienten las personas con depresión y por más que lo intenten no pueden salir de ese estado. Y eso no se debe a que sea vaga o débil, sino a una enfermedad que no puede controlar y que, como cuando tenemos gripe, necesita de un tratamiento para curarse. ¿Por qué cuento esto? Porque en nuestro mundo postmoderno, no nos permitimos que nos falten fuerzas, no nos permitimos estar enfermos, tenemos que rendir al máximo todo el tiempo.

Estar enfermo pasa de ser un estado a una condición marginal: “es” depresivo/a, “es” ciego/a, “es” autista. Pero no somos máquinas que cuándo se rompen se arreglan o se sustituyen por otra. Somos, ante todo, personas, sintientes, conscientes, formadas de cuerpo y espíritu. El texto de Isaías nos permite ver que, aún las personas más fuertes caen o se fatigan. Estar enfermo/a, cansado/a no nos hace menos fuertes, porque Dios está con nosotros/as.

Permitámonos no rendir al 100% y confiemos en que Dios nos sostendrá y pondrá en nuestro camino hombros amigos en los que apoyarnos.

«No tengas miedo ni te desanimes, porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dónde quiera que vayas.» (Canto y Fe)

Angie Stähli
Isaías 40, 25-31
Palabra clave: Fuerzas

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