Yo quiero hablar del amor del Señor, cantar sus alabanzas por todo lo que él ha hecho por nosotros, por su inmensa bondad con la familia de Israel, por lo que ha hecho en su bondad y en su gran amor.
Isaías 63,7
Estos versículos contienen un sermón-oración de Isaías en favor de la restauración de su nación. Aquí vemos el carácter del Señor, un Dios misericordioso, que nos perdona, que nos bendice todos los días, un Dios que se angustia con mis angustias, que ve mis aflicciones y no las ignora. Un padre que nos levanta todos los días que caemos.
La bondad de Dios es otro atributo infinito e inmutable. Por tanto, todo lo que Él hace es bueno. Podemos mirar algún aspecto difícil de nuestra vida y sentir que el Señor siempre ha estado junto a nosotros. Una circunstancia puede no ser buena pero la bondad de Dios no depende de eso.
¡Cuánto nos ha cuidado, perdonado y levantado de nuestras caídas! Consagremos nuestra vida a Él: sirvámosle, no nos comportemos ingratamente, seamos agradecidos, bondadosos y misericordiosos con nuestros semejantes. Que cada uno de nuestros días refleje el
amor del Señor en nuestras vidas.
Bueno es alabarte, Señor, y a tu nombre folclore cantar; de mañana tu gracia anunciar y de noche tu fidelidad; con las seis cuerdas del gui-tarrón y marimbas de rítmico son, pues tus hechos me alegran, Señor, son tus obras mi felicidad. (Canto y Fe N° 173)
Gladis Gomer
Isaías 63,7-16