Ese día se desató una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y muchos se dispersaron por las tierras de Judea y de Samaria, menos los apóstoles.

Hechos 8,1

La Biblia es un libro de huidas. Ya Jesús tuvo que huir con sus padres del asesino Herodes. Y también las primeras cristianas y cristianos estaban expuestos a persecuciones. Esteban fue apedreado, y ya los cristianos de Jerusalén no estaban seguros. Muchos huyeron y fueron acogidos en otras congregaciones.

Las biografías de muchas personas están signadas por huidas y destierro. Es experimentar que uno tiene que abandonar todo lo que le es querido y valioso. Tener que comenzar en un lugar extraño. Ser recibido amigablemente o también sentirse no deseado. Poco a poco echar raíces nuevas en una tierra nueva.

Aun hoy muchas personas huyen ante persecuciones, guerras o pobreza. Muchos cristianos que en Siria o en Irak quedaron atrapados entre dos frentes. En Siria y en Irak, las cunas del cristianismo, ya casi no viven cristianos, la mayoría tuvieron que huir. Es mi deseo que nuestras comunidades cristianas los reciban abiertamente y con hospitalidad, tal como fueron recibidos los primeros creyentes en Cristo que huían de Jerusalén.

Dios, oramos por todos los cristianos en el mundo que sólo pueden expresar su fe en forma privada y oculta. Cristianas y cristianos que con gran coraje celebran sus cultos y en la vida diaria dan testimonio de su fe. Oh Dios, otórgales el poder y la confianza de permanecer contigo y con sus comunidades. Amén.

Heike Koch

Hechos 7,54-8,3

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