Pero Dios cambió ese mal en bien, para hacer lo que hoy vemos: para salvar la vida de mucha gente .
Génesis 50,19-21
El versículo bíblico propuesto para este día, nos lleva a pensar en nuestras familias, en la manera en la construimos nuestras relaciones, las diferentes formas de convivir y de tratarnos.
¡Vaya si la vida familiar de José había sido “complicada”!, tratando de sintetizar y quizás simplificar una historia de familia muy dura: marcada por la envidia, la mentira, el miedo y seguramente el arrepentimiento de sus hermanos, que en su infancia pensaron en matarlo, luego lo vendieron y se deshicieron de él, como si fuera una cosa, un objeto, un obstáculo.
Podemos mirar a José y su entorno como un ejemplo de “las vueltas de la vida”. Porque en medio de tanto dolor y desgarro, cuando finalmente se vuelven a encontrar, sólo hay en él pensamientos y palabras que ofrecen perdón, que dan nuevas oportunidades para sanar todo aquello que había vivido y sufrido, no solamente él.
También nosotros/@ muchas veces somos víctimas de vivencias que nos tienen atrapados, andamos heridos/@s por la vida. La palabra de Dios hoy nos brinda la posibilidad de ver en medio de lo “malo”, cómo Dios mismo comienza a obrar para “ bien” . Así lo entiende José, no hay lugar en él para el rencor, ni mucho menos para la venganza por lo padecido a causa de las decisiones de los hermanos. El corta el círculo de la violencia. Construye, sosteniéndose en Dios: vínculos sanadores, y el primero en sanar, sin duda fue él.
Que el buen Dios nos ayude a ver cómo con su presencia, las cosas cambian para bien.
¡Que así sea en tu vida! Amén.
Marisa Andrea Hunzicker