Esta mujer pasaba su vida haciendo el bien y ayudando a los necesitados.

Hechos 9,36b

Este texto (9,32-43) nos da cuenta de un Pedro activo, recorriendo los lugares donde había “santos” o “hermanos” según la versión que leamos.

Y en Jope se encuentra a una mujer que acaba de fallecer, a la cual Pedro, en nombre de Jesús, la resucita. No voy a hablar del milagro de la resurrección, pues ya se ha dicho mucho sobre este tema.

Me llamó la atención otra cosa. A Pedro lo van a buscar confiados en que él podría hacer algo. En ese encuentro le mostraron todos los vestidos que Dorcas hacía para los más necesitados. Evidentemente era muy estimada y querida en la comunidad, quizá porque ella cumplía fielmente con el mandato de Jesús: lo que hacen por mis hermanos más pequeños, lo hacen por mí (Mateo 25).

En la mayoría de las cartas se les llama “santos” a los miembros de la comunidad de creyentes, a los que emprendían el “nuevo camino” de seguir las enseñanzas de Jesús. No quiere decir que sean personas extraordinarias, merecedoras de una estatua o una estampita, sino personas que se proponen poner en práctica las enseñanzas de Jesús. Dorcas era una de ellas. Y ésta, la que ponía Dorcas en práctica, era una de las enseñanzas de Jesús. Hacer el bien, ayudando a los necesitados, para gloria de Cristo y no para ganarse la estampita.

¿Cuántos santos podés contar en tu comunidad?

Pablo Münter

Compartir!

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Print