Después me mostró un río límpido, de agua de vida. Era resplandeciente como el cristal, y salía del trono de Dios y del Cordero.
Apocalipsis 22,1

Centro de la vida recreada por Dios, este cielo nuevo y esta tierra nueva estarán recorridos por un río limpio de agua de vida. Tremen- da imagen para una comunidad de perseguidos, esclavos, viudas y pobres, en medio de territorios y realidades hostiles por ser áridas o por estar bajo el imperio romano.
Aun hoy es una imagen impactante de la Nueva Jerusalén, un territorio de paz y vida… lejos de la Palestina ocupada y las aguas contaminadas en casi todo el planeta. En el mañana relatado por Juan, del trono de Dios brota un Río limpio de agua de vida.
Anunciar la llegada del Reino, leer en voz alta el Apocalipsis de Juan, sigue siendo una denuncia de todo lo que ataca a la creación, de todo lo que ensucia sus aguas y ataca los animales hasta la extinción. Si Dios está tan interesado en recrearles es porque son importantes, no son un simple relleno o un decorado. El ser humano será recreado por Dios junto a toda la creación, por más que intentemos separarnos, somos parte de esta realidad, y cuanto más nos alejemos de la creación toda, más lejos estaremos de ese Río de agua de vida.
Irá a llegar un nuevo día, un nuevo cielo, nueva tierra, nuevo mar. En ese día los oprimidos, todos juntos libertad alcanzarán. (Nos lle- gará un nuevo día. Cancionero Latinoamericano – Dios camina con
su pueblo N° 206)

Peter Rochón

Apocalipsis 22,1-5

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