Jueves 18 de diciembre

 

En los primeros años de vida del niño, se comerá leche cuajada y miel.

 

Isaías 7,15

 

La imagen de este versículo nos remite a la vida sencilla y nómada del pueblo de Israel, que también será la de Jesús en su infancia. En tiempos difíciles, y en tiempos de escasez, no hay lujos, sino la comida simple de la región. Pero este pasaje es más que una descripción de sus hábitos alimenticios; es una señal de esperanza para nosotros en tiempos difíciles.
El hecho de que Jesús, el Hijo de Dios, comenzara su vida terrenal con alimentos modestos nos enseña sobre la humildad y la simplicidad que caracterizan su mensaje. Nos recuerda que la grandeza de Dios se manifiesta a menudo en lo simple y lo humilde.
En un mundo lleno de desigualdad, problemas y ansiedades, este versículo nos ofrece una luz de esperanza. Nos recuerda que, incluso en medio de las circunstancias más simples y cotidianas, Dios está presente y obrando en nuestras vidas. Nos anima a encontrar alegría y satisfacción en las pequeñas cosas, sabiendo que Dios está con nosotros en cada momento.
Nos invita a reflexionar sobre el significado más profundo del nacimiento de Jesús. Su venida al mundo como un niño vulnerable y dependiente nos muestra el amor infinito de Dios por la humanidad. Él se identifica con nuestras debilidades y necesidades, ofreciéndonos esperanza y consuelo en medio de nuestras luchas.
Es por ello que el nacimiento de Jesús es una señal de esperanza para todos nosotros. Nos invita a recibir la humildad de Cristo en nuestras vidas y a confiar en su amor en todo momento.

 

Carlos Kozel

Compartir!

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Print