Jueves 18 de mayo

Ascensión de Cristo
Y mientras los bendecía, se apartó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de adorarlo, volvieron a Jerusalén muy contentos. Y estaban siempre en el templo, alabando a Dios.

Lucas 24,51-53

Los textos anteriores nos relatan que los discípulos, amigos y amigas de Jesús estaban tristes porque Él ya no estaba con ellos y ahora, el Jesús resucitado se les aparece ¿Cuál habrá sido la mayor alegría: ver de nuevo a Jesús o entender que las Escrituras se cumplían? Nuevamente comparte con ellos el pan, las Escrituras, su paz y su bendición. Y mientras los bendice es llevado al cielo. Y desde esa inmensidad del cielo ante nuestros ojos, nos acompaña.
Puedo verte Señor, en la inmensidad del cielo.
Y en el horizonte sin fin del mar.
Puedo verte también entre las serranías de mi tierra,
entre sus animales y su vegetación.
Puedo sentirte Señor, aunque me digan que te has ido,
En el aire que respiro, algunas veces tibio y otras, frío.
Y en los aromas de la tierra mojada, regada por la lluvia.
Puedo verte y sentirte en lo complejo y en lo simple,
en lo grande y lo pequeño;
y puedo tener Señor, al admirar la mano del creador,
la disposición para ponerme en tus manos,
porque sé que ellas son las que me dan verdadera paz.
“Quédate con nosotros, Señor de la esperanza,
el pueblo que tú amas hoy lucha por vivir,
y aunque a veces dudamos de tu presencia en casa,
no dejes que la noche nos sorprenda sin Ti.
Y porque ya anochece, quédate con nosotros,
no dejes que la noche nos sorprenda sin Ti.” Amén.

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