Yo soy el Señor, no hay otro
Isaías 45,5
En su reflexión acerca del primer mandamiento Martín Lutero dice en el Catecismo Mayor: “En aquello en que tengas tu corazón, digo, en aquello en que te confíes, eso será propiamente tu Dios”.
No podemos dejar de señalar con franqueza y preocupación a la vez, que son innumerables las propuestas de ayuda, amparo, socorro, fortaleza y victoria que aparecen o son ofrecidas cada día. Muchas de ellas tienen que ver con el poder, el dinero, el prestigio o incluso con los propios esfuerzos y logros. Sin embargo, nada de esto es seguro y confiable y ciertamente se suele pagar un precio muy alto a la hora de poner la confianza allí.
De cara a esta realidad, la Palabra de hoy invita a preguntarnos con sinceridad.
¿Dónde está puesto tu corazón? ¿Dónde está depositada tu confianza?
Cuando todo parece que va en tu contra…
Cuando se resquebrajan las esperanzas y no hay nada en el mundo que te tranquilice…
Cuando los objetivos propuestos fracasan o dejan de tener sentido…
Cuando la enfermedad o el dolor que provoca la muerte de un ser querido te sacuden…
Cuando todo se mueve debajo de tus pies…
¿Cuál es la roca de refugio en la cual buscas ampararte?
Bienaventuradas las personas que ponen toda su confianza en el Señor, porque solamente Él es Dios. Porque Él es justo, su amor es enorme y su misericordia es por siempre.
Leonardo Schindler