Pero Daniel se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey y pidió al jefe de servicios del palacio que no le obliguen a contaminarse con tales alimentos.

Daniel 1,8

Daniel junto con sus amigos, fueron apartados para que tengan una vida casi a la altura del rey Nabucodonosor. Daniel rechaza la comida lujosa del rey y prefiere comer solo legumbres y beber agua.

Hoy te propongo pensar en qué es lo que comemos en nuestro día a día, lo que le hace bien a nuestro cuerpo.

En el proceso de producción de los alimentos encontramos muchas veces el uso de sustancias como lo son los herbicidas, insecticidas y otros que son nocivos para el ser humano.

Cosechados esos productos se le adicionan más elementos para su industrialización, lo que al final de la cadena muchas veces la cantidad de elementos nutritivos se reduce sustancialmente.

En la actualidad la producción de los alimentos tiene más en cuenta las ganancias a obtener que los beneficios ofrecidos al ser humano al ser consumidos.

Daniel pone en evidencia la importancia del cuidado del cuerpo en la elección de los alimentos. Hoy en día también deberíamos pensar en qué es lo que ingerimos, con qué nos nutrimos para sentirnos fuertes y, tal vez, con una mirada más crítica aceptar o no los alimentos que el mercado nos ofrece.

Oremos: Dios, ayúdanos a vivir de tal manera que nuestras comidas y bebidas sean nutritivas y en beneficio del cuerpo que nos ha sido entregado para cuidarlo, en beneficio de nuestro ser y de nuestra vida. Y que cuidemos de esa manera nuestro cuerpo, templo de tu Espíritu. Amén.

Arturo Heil

Daniel 1,1-21

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