Respeten al Señor y sírvanle con sinceridad y lealtad.
Josué 24,14a

El discurso de Josué va llegando a su final y se perfila más bien como una despedida, colmada de consejos y advertencias para el pueblo. En total, son 33 versículos que se utilizan para cerrar no solo el libro, sino también para despedir al personaje de Josué.
Si se lee el capítulo detenidamente, se puede observar que enmarca un discurso lleno de conocimiento y sabiduría. El orador reconoce que su final está cerca y, mientras se despide, enseña e incentiva a aquellos que lo escuchan a permanecer firmes en su fe en Dios. Les insta a no adorar a otros dioses, sino a mantener su lealtad al Dios que los había salvado y acompañado hasta ese momento.
Lo que Josué solicita a esas personas es lo mismo que se espera de nosotros y nosotras hoy en día: que respetemos y sirvamos a Dios con sinceridad y lealtad. Puede parecer sencillo, pero no lo es. Es complejo, profundo y requiere mucha perseverancia. Implica mantener una relación completamente honesta con el dador de nuestras vidas y estar disponibles para servirle en todo momento, sin excusas. También implica apartarnos de cualquier cosa que pueda obstaculizar nuestra relación con Dios.
No es fácil, y tampoco lo fue para Josué. Se requiere perseverancia y no dejarse vencer por el miedo. Es un aprendizaje que debe acompañarnos todos los días de nuestra vida, y ojalá que cuando llegue nuestro momento de despedida, podamos afirmar sin ninguna duda que hemos sido siervos y siervas leales del Dios viviente.
Yo soy quien te manda, que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas. (Canto y Fe N° 276)

Karla Steilmann

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