Entonces el Señor me dijo: “Habla en mi nombre a estos huesos. Diles: Huesos secos, escuchen este mensaje del Señor.”
Ezequiel 37:4
Creo que este es uno de los textos más fuertes que tiene la Biblia, me impresiona como Dios envía a Ezequiel a predicar ahí, donde parece que no hay nada, ahí donde hay muerte, ahí donde parece que no hay vida y quedan soló restos de vidas. Ezequiel predica y la palabra de Dios crea vida, resucita huesos secos que vuelven a la vida.
Este es el Dios de la Biblia, el Dios que murió en Jesucristo y que resucito a la vida, el Dios que desciende a los infiernos. Este texto nos debe poder permitir entender que Dios viene a traer vida en medio de la muerte, Dios viene a traernos vida, para que no seamos huesos secos caminantes. Dios viene a traernos vida para que encontremos el sentido de la vida en medio de muerte, para que nuestros cuerpos se llenen con vida.
Una comunidad, una iglesia debe generar vida, allí donde hay muerte, una comunidad debe salir a buscar aquellos que están siendo muertos por adicciones, por la drogas, por el consumismo de una sociedad vacía, o por un montón de situaciones que conocemos muy bien.
La iglesia de Jesucristo tiene que predicar allí donde hay muerte, donde parece que no hay nada, para que el Espíritu del Señor a través de su palabra genere vida, resucitando a otros. Nuestra tarea tiene que ser ir a los valles de muerte que atraviesan muchos de todos los sectores sociales.
Prediquemos a Dios con palabras y gestos como lo hizo Ezequiel, para que siga generando vida y sentido como lo hizo con nosotros, que resucitamos a una nueva vida.
Javier Oscar Gross
Ezequiel 37,4-14