Al instante Eliseo dejó los bueyes, corrió tras Elías, y le dijo: -Déjame dar a mis padres un beso de despedida, y luego te seguiré. -Puedes ir- Dijo Elías-, pero recuerda lo que he hecho contigo.
1 Reyes 19,20
El texto del día relata que, por mandato de nuestro Señor, Elías debe buscar a Eliseo y nombrarlo profeta en su lugar. Cuando lo encuentra, coloca su manto sobre él. Este gesto se consideraba en la antigüedad una manera de indicar la posesión sobre alguien, así como de proteger y conferir poder. Por ello, Elías hace hincapié en esto.
Algo que me hizo pensar fue la entrega incondicional de Eliseo para con Dios y, sobre todo, su disposición para seguir y continuar como profeta el camino que Elías había recorrido.
No pude evitar pensar cuántas veces el llamado de Dios se hace presente en nuestras vidas y se manifiesta en nosotros, y cuántas veces el temor o la inseguridad hacen que no continuemos o que no lo escuchemos.
Sin embargo, a lo largo del camino y a pesar de las dificultades que han atravesado los cristianos a través del tiempo, han existido almas movidas por una fe viva que han aceptado el llamado, lo que ha hecho posible que continuemos viviendo esa fe hasta nuestros días.
Hoy estamos invitados a tomar un momento para celebrar a cada hermano y hermana que nos precedió y que aceptó sin dudar el sendero de la fe que le tocó transitar. Esto nos permite, hoy y aquí, vivir ese amor y elegir nuestro propio camino. Amén.
Melisa Janet Hilman