El que tiene cuidado con lo que dice, nunca se mete en aprietos.

Proverbios 21,23

El refrán popular dice que cada persona es dueña de su silencio y esclava de sus palabras, y, ¡cuánta verdad hay en ello! Con las pa-labras podemos hacer mucho daño.

Muchas veces con muchas de nuestras palabras aturdimos a los que tenemos al lado. Otro dicho sostiene: “el silencio es salud”, y a veces es preferible callar que provocar un caos con las palabras.

Dios nos pide que tengamos templanza al hablar y no herir a nadie con nuestros dichos o actitudes. Lo ofensivo también puede estar en la intención; con esto no excuso a los que se amparan en la fórmula graciosa y se justifican con ella. Al decir intención es en el concepto que se tiene en dicho lugar de una palabra de uso común, ya sea para un país, una cultura.

Cuando escuchamos la palabra de Dios, encontramos corrección a nuestra manera desviada de actuar y hablar. Seamos coherentes y busquemos siempre actuar como hijos de Dios.

Y yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de cualquier palabra inútil que hayan pronunciado. Pues por tus pro-pias palabras serás juzgado, y declarado inocente o culpable. (Mateo 12,36-37)

Ingrid Mai

 

Proverbios 21,13-31

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