Jueves 27 de marzo

 

Ese mismo día comieron panes sin levadura y trigo tostado, pero al día siguiente comieron ya de lo que la tierra producía.

 

Josué 5,11

 

Todo tiene su tiempo. El maná, el pan del cielo, fue el gran milagro que los salvó de morir de hambre en el desierto. Ahora que habían llegado a tierras fértiles, ya no necesitaban esta ayuda milagrosa. Podían sembrar, cosechar y alimentarse de lo que la tierra producía.
Todo tiene su tiempo. El cordón umbilical que unía al bebé con su madre durante el embarazo, a partir del parto perdió su importancia. Ya no se necesita. Es más: ya no sirve, es necesario cortarlo.
La vida misma exige cambios. Lo que nos sirvió en el pasado, en algunos casos ya no sirve. Tenemos que abrirnos a algo nuevo para que la vida siga adelante y no se estanque.
En la fe también hay cambios. Cuando maduramos con el paso de los años, tanto en lo físico como en nuestro desarrollo intelectual y emocional, muchas veces también la forma en que vivimos nuestra fe cambia. No le tengas miedo a esos cambios.
También la iglesia necesita cambiar para seguir siendo relevante en una sociedad en constante transformación. No debe seguir todas las modas, pero debe lograr expresar el mensaje del amor de Dios en un lenguaje que las personas de hoy puedan entender y que llegue a sus corazones y mentes.
Yo me acostumbré a ciertas formas de vivir la fe. La generación de mis hijos y nietas tendrá que encontrar sus propias formas de vivirla y compartirla.

 

Kurt Herrera

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