Si alguien peca contra otra persona, Dios puede mediar por el culpable. Pero si alguien peca contra el SEÑOR, ¿quién podrá interceder?

1 Samuel 2,25

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Jesús se ofrece para ser nuestro mediador frente a Dios. Él es el real intercesor. Sin embargo, la palabra sentencia que cuando pecamos contra nuestros hermanos Jesús puede interceder, pero cuando lo hacemos contra Dios mismo, nadie puede interceder.

La palabra aclara que la paga del pecado es la muerte.

Y, ¿cuándo pecamos contra Dios? Cuando no respetamos y/o no cumplimos su doctrina, cuando no respetamos lo que establece su palabra. Su doctrina no incluye doctrinas religiosas establecidas por diferentes credos, sino que se refiere exclusivamente a lo que Dios mismo establece en la Biblia, la única doctrina válida para cualquier lugar del mundo, para cualquier tiempo y para siempre. La palabra de Dios nos revela lo que es pecado y las terribles consecuencias de haber pecado.

Por ello es necesario establecer un vínculo directo con el Señor a través de la oración. Es el único medio que permite hablar con Dios mismo y arrepentirnos de nuestros errores. Él siempre está dispuesto a escucharnos y limpiar nuestras faltas siempre que nuestro arrepentimiento sea sincero.

Tomemos un tiempo cada día para hablar con nuestro Padre y contristemos nuestro corazón por todas las faltas, ya sean conscientes, inconscientes o por omisión.

Las promesas que el pecado ofrece al pecador son vida, placer y ganancia; pero el salario que le paga es muerte, tormento y destrucción. Para comprender la falsedad y el engaño del pecado es necesario comparar sus promesas con su paga… (South)

 

Verónica Schmidt

 

1 Samuel 2,12-26

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