Así que la gente se dividió por causa de Jesús.

Juan 7,43

Política, religión, fútbol, autos, motos, los que están a favor, los que están en contra, en fin, parece que cualquier tema que admita más de un punto de vista, ya es causa de división.
Suelo decir que ésta es una actitud muy nuestra, muy “argentina”, y sin embargo, al leer este texto me doy cuenta de que esta actitud es muy propia del ser humano en general.
Si hasta el mismo Jesús, con su mensaje de paz, amor, e inclusión, fue y es aún hoy causa de división.
Alguna vez he sido juzgado como “tibio” por no tomar una posición radical. “En la vida es blanco o negro…”, me han dicho. Y sin embargo, cuando miro al cielo en un día nublado, la mayoría de las nubes son grises, como la vida.
Tomar una posición de fanatismo me hace poner al otro en la vereda de enfrente, sin llegar a percibir cuánto puedo compartir con él. Incluso, volviendo al texto, recordemos cuántas atrocidades se cometieron en nombre de Cristo.
Pero, ¿por qué lo hacemos? Parece ser que es más fácil tomar una causa prestada y volcar mis propias frustraciones, que tomar una actitud reflexiva y de construcción en mi relación con los demás. No nos olvidemos de que Jesús compartió la mesa aun con quienes lo traicionaron.
Querido Dios, ansío poder despojarme de mi egoísmo y dejar que tu Espíritu guíe mis manos para derribar muros y tender puentes. Amén.

Alejandro Faber

Juan 7,40-52

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print