Apártense de todas las maldades que han cometido contra mí, y háganse de un corazón y un espíritu nuevos. ¿Por qué habrás de morir, pueblo de Israel?
Ezequiel 18,31

El texto de Ezequiel me lleva a hablar de la conversión, que significa ≪regresar, volverse≫. Es un llamado de atención para dejar de lado prácticas idolátricas y regresar al Dios de Israel. La conversión es un concepto muy importante en el Antiguo Testamento. ¡Cuántas veces el pueblo de Israel le dio la espalda a Dios!
Uno puede tener 5, 10, 30, 50 años de creyente, ya sea ministro/a o laico/a; y no haber tenido nunca una conversión con Jesús. Hoy en día, ¿cuántos ídolos hay? Ídolos que le quitan a Jesús el primer lugar en nuestra vida: algún deporte, una profesión, algún cantante, un/a pastor/a, la bebida, el juego, la familia, el dinero, mi yo. La idolatría es quitarle a Dios el primer lugar en nuestro corazón. Tenemos que tener siempre presente lo siguiente: “Aquello que más disfrutamos, ese es nuestro dios”.
Una verdadera conversión produce frutos de arrepentimiento como así también un corazón y un espíritu nuevos. Lleva al creyente no solamente a vivir una nueva manera de vivir, sino además a una transformación interna a luz del Evangelio, porque no hay conversión si no actúa el poder del Espíritu Santo.
Señor Jesús, que podamos reconocer aquellos ídolos que te quitan el primer lugar en nuestra vida, a fin de darte toda la honra, la alabanza y la gloria. Ahora y siempre. Amén.

Torres Emiliano

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