En cuanto a mí, Daniel, mi espíritu se turbó a causa de esto y las visiones de mi cabeza me alarmaron.
Daniel 7,15
Daniel vio algo que lo asustó, perturbó, alarmó, preocupó, angustió, desconcertó, y podríamos seguir con la lista de verbos que describen nuestros sentimientos cuando no entendemos algo, cuando algo nos supera, cuando no sabemos cómo actuar.
La situación puede empeorar cuando no hay quien explique, porque realmente no se sabe o porque no se quiere que se sepa. También cuando nos bombardean con informaciones, muchas veces contradictorias, y no alcanzamos a procesarla para saber cómo actuar. Y ni que hablar de las falsas informaciones y su multiplicación al compartirlas sin verificarlas; de los que se aprovechan de la situación vendiendo soluciones mágicas; de los que siguen como si nada creando más confusión… Caos, pánico, la situación se sale de control. Una rueda difícil de parar.
La recomendación lógica sería calmarse, parar, ver las opciones que se nos presentan, y de manera responsable decidir y actuar. Daniel tuvo visiones monstruosas, por lo que decidió acercarse a uno que estaba allí y preguntarle qué estaba pasando. Con la explicación y su propia reflexión, supo cómo actuar.
El miedo no es buen consejero. Tendremos que aprender a parar, mirar desde otra perspectiva, saber escuchar y confiar, y desde allí volver a caminar.
No tengas miedo, él guía tus pasos; tu nombre sabe y a tu lado está. Es el amigo que extiende sus brazos, no temas nada; Él contigo va. (Canto y Fe Nº 204)
Mónica Hillmann
Daniel 7,1-15