Me he visto angustiado y en aprietos, pero tus mandamientos me alegraron.
Salmo 119,143
Una vez más, y así como lo hace en casi todo este Salmo, el salmista recalca que su alegría y regocijo vienen de su Dios.
No omite que tuvo que pasar por angustias, sufrimiento y tal vez también dolor. Por el contrario, lo menciona en muchas ocasiones a lo largo de su escrito. Tampoco carga la culpa sobre Dios, sino que expresa que es en Él y en sus mandatos donde encuentra el gozo y la alegría que le permiten seguir adelante.
¿En qué o en quién encontramos nosotros y nosotras ese júbilo en medio de las adversidades?
Muy a menudo, en contraposición con lo que expresa el salmista, tendemos a enojarnos con Dios por nuestras desdichas, culpándolo y dándole la espalda. Esa ira o rabia, así como todos los sentimientos negativos que surgen de situaciones complicadas por las que atravesamos, son válidos. Sin embargo, también nos ciegan, querida hermana y querido hermano. Distorsionan nuestra percepción de donde deberíamos dirigir nuestra atención y nos hacen olvidar que en Dios podemos encontrar gozo y felicidad.
Pidamos a nuestro Dios, quien es Padre y Madre, que nos ayude a encontrarle, a verle y a sentirle en medio de nuestras adversidades. Que podamos encontrar en Él consuelo, paz y alegría. Que así sea, en nombre de Jesucristo, nuestro amigo y Salvador. Amén.
Alexandra Löblein