Jueves 31 de agosto

Entonces el Señor me respondió: “Si regresas a mí, volveré a recibirte y podrás servirme. Si evitas el hablar por hablar y dices sólo cosas que valgan la pena, tú serás quien hable de mi parte. Son ellos quienes deben volverse a ti, y no tú quien debe volverse a ellos”.
Jeremías 15,19

El profeta Jeremías en sus palabras buscaba una y otra vez llamar la atención del pueblo de Judá, que se encontraba caminando por sendas que lo alejaban de su Dios, deseaba que el pueblo pudiera darse cuenta de que su fe debería estar dirigida al Dios verdadero, a aquel que los ha cuidado y conducido hasta allí.

Quisiera que nos centremos por un momento en las bellas palabras del profeta dirigidas a Judá, que también nos quiere hablar hoy así como les habló a ellos, invitándonos a volvernos al Dios de la vida, buscando que nuestras adoraciones y confianza estén colocadas en sus manos y no en los méritos que podremos llegar a conseguir por medio de nuestras acciones. Y así alcanzaremos a entender y disfrutar de la certeza de que Él nos vuelve a recibir, perdonar y restaurar; transformando nuestra forma de vivir.

Dios en su infinito amor desea que podamos ser verdaderos ejemplos de su gracia y misericordia; y que a través de nuestra vida este amor transformador pueda llegar a aquellos y aquellas que nos rodeen.
Gracias a Dios porque no nos ha abandonado a nuestra propia suerte, sino que nos llama una y otra vez a volvernos a él. Pidamos a Dios que nos dé la sabiduría necesaria para encontrar los caminos que conducen hasta él.

Moara

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