Antes, cuando ustedes no conocían a Dios, eran esclavos de seres que en realidad no son dioses.

Gálatas 4,8 

Así escribe el apóstol Pablo a los cristianos en Galacia: ustedes ahora viven en el espíritu de amor que trajo Jesús y no son más parte de los poderes que dominan este mundo.

Hoy vale preguntarse qué poderes someten a las personas de tal manera que son reducidos en su dignidad como hijas e hijos de Dios. Vivimos en una sociedad que dice haber abolido la esclavitud, pero aún participamos de muchas circunstancias y condiciones contrarias a la voluntad de Dios.

La reflexión de este día quiere estimularnos a identificar cuáles son los poderes que quieren someter y esclavizar a la humanidad, y que despierte en nosotros el espíritu de compromiso y libertad practicando el amor de Jesús. Se trata de abrir los ojos, la mente y el corazón al verdadero rumbo de vida que significa seguir a Jesús.

Mencionamos aquí dos brevísimos ejemplos.

Dicen los especialistas que una forma de esclavitud de pueblos y gobiernos es la lucha armada en todas sus formas. Tengamos presente Siria y el Medio Oriente. El sufrimiento, dolor, y muerte, y la destrucción de la guerra, condiciona tanto a derrotados como triunfantes que quedan sometidos a la degradación moral y social y el embrutecimiento. Practicar la paz libera a los pueblos a su futuro.

Crece la conciencia de que en nuestra cultura los varones, y algunas mujeres, someten a su pareja. La superioridad del varón, también en las iglesias, sinagogas y organizaciones religiosas y sociales no nos permite vivir la libertad del amor de Cristo.

Dame, Señor, la mente y el corazón alertas para vivir la libertad de tu Espíritu. Amén.

Bruno Knoblauch

Gálatas 4,8-20 

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