Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, junto con el hermano Timoteo, saluda a los del pueblo santo que están en Colosas, fieles hermanos en Cristo. Que Dios nuestro Padre derrame su gracia y su paz sobre ustedes. Siempre que oramos por ustedes damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Colosenses 1,1-3
Qué lindo despertar sabiendo que no estoy solo… aunque físicamente esté solo, nuestro versículo nos recuerda que alguien se acuerda de nosotros. Alguien pensó en nosotros, y no solo pensó sino que se tomó unos instantes y oró por nosotros.
Despertar sabiendo que alguien está orando por nosotros es una gran alegría…
Te invito a dar gracias a Dios por cada persona que Él ha puesto en tu camino, por cada persona que está a tu lado, por cada persona que conoces, por cada persona que te quiere y a quien quieres… y no te olvides de decirle a Dios y a la persona que está a tu lado: “¡qué bueno es tenerte cerca…!” no te olvides de decirle a tu cónyuge: “¡gracias por estar a mi lado…!” no te olvides de decirle a tus hijos que son el regalo más grande que Dios te ha dado…
Piensa en los demás, ora por los demás, da gracias porque seguramente alguien también estará orando por ti.
Por esto nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos dejado de orar por ustedes y de pedir a Dios que los haga conocer plenamente su voluntad y les dé toda clase de sabiduría y entendimiento espiritual… (Colosenses 1,9)
Ricardo A. Becker
Colosenses 1,1-14