Jueves 8 de febrero

En cuanto cruzaron, dijo Elías a Eliseo: —Dime qué quieres que haga por ti antes que sea yo separado de tu lado. Eliseo respondió: —Quiero recibir una doble porción de tu espíritu.
2 Reyes 2,9

Eliseo reclamó heredar un bien espiritual. Nos recuerda a Salomón pidiendo sabiduría. A Eliseo se le concedió ese poder espiritual porque luego llevó a cabo maravillas. Su pedido es ambicioso, pero es espiritual, no material como los bienes que traen enfrentamientos y amarguras en los conflictos de herencia.

No se deben despreciar las herencias materiales por las buenas obras que se pueden hacer, y por respeto al esfuerzo que demandó conseguir esos bienes originalmente. Pero hay que detectar la herencia espiritual que podemos recibir de nuestro padre, madre, pastor, otro u otra que nos pueden dejar una buena semilla. “Los cristianos estamos a una generación de extinguirnos si no transmitimos la Palabra de Dios” escuché decir en un estudio bíblico, alentando a difundir ese gran bien espiritual.

Los animales no suelen heredar bienes materiales, sino comportamientos sociales y otras habilidades. Ellos transmiten lo importante de generación en generación, aunque lamentablemente son reprimidos cuando se los encierra o se destruye su hábitat.

Los apóstoles fueron grandes herederos espirituales: pasaron de ser pescadores de peces a ser pescadores de hombres y se ahorraron el problema de los bienes materiales. De hecho, se ve que Jesús llegó a no tener ni un denario en el bolsillo porque tuvo que pedir que le facilitaran uno para ilustrar su frase “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Tomás Tetzlaff
2 Reyes 2, 6-12
Palabra clave: Herencia
Nombre: Tomás Tetzlaff
Dirección: Foppa 608, 1852 Burzaco, Provincia de Buenos Aires, Argentina
E-mail: tetzlaff@dc.uba.ar
Ocupación: Docente
Miembro de la parroquia Temperley, IERP.

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