Pero sus criados se le acercaron y le dijeron: “¡Ay, señor! Si el profeta te hubiera mandado hacer algo más impresionante, ¿acaso no lo habrías hecho? ¡Pues con más razón si te ha dicho: Lávate, y quedarás limpio!”.
2 Reyes 5,13
La historia de Namán ilustra cómo la comunidad y los compañeros pueden desempeñar un papel crucial en la resolución de problemas. Namán, un comandante de gran estatura y poder, enfrenta una crisis personal: la lepra. Aunque busca una solución, su orgullo y expectativas lo llevan a resistirse a la solución sencilla propuesta por el profeta Eliseo.
Es en este momento de resistencia que sus criados, quienes forman parte de su círculo cercano, juegan un papel fundamental. Ellos intervienen con sabiduría y humildad, animando a Namán a seguir la instrucción del profeta. Su intervención no solo ayuda a Namán a superar su orgullo, sino que también le guía hacia la solución que le traerá sanidad.
Esta parte de la historia nos enseña que a veces, la resolución de nuestros problemas puede estar influenciada por quienes nos rodean. La sabiduría y el consejo de la comunidad pueden ser decisivos, especialmente cuando enfrentamos dificultades y somos reacios a aceptar soluciones que no se ajustan a nuestras expectativas.
El papel de la comunidad, representado por los criados en este relato, destaca la importancia de estar abiertos al consejo y al apoyo de aquellos que están cerca de nosotros. A menudo, la guía y el aliento de otros pueden ayudarnos a encontrar la solución a nuestros problemas y a experimentar la transformación que necesitamos.
Así, al enfrentar nuestros desafíos, no subestimemos el impacto positivo que la comunidad puede tener en nuestra vida. La cooperación y el apoyo mutuo son claves para superar obstáculos y encontrar la paz y la sanidad que buscamos.
Patricio Link