ELDORADO / Argentina | IERPcomunica – En la ciudad de Eldorado, Misiones, la Congregación Evangélica San Juan de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) ha celebrado con gran alegría el 80° aniversario de su templo, ubicado en el kilómetro 14. Aunque la fecha oficial fue el 16 de mayo, la comisión Directiva decidió conmemorar este hito junto a la festividad de Pentecostés el domingo 28 de mayo. El templo, considerado un punto emblemático en la ciudad, ha sido testigo de innumerables vivencias de fe, compromiso y la unión de familias a lo largo de su historia.
El pastor Carlos Kozel, en referencia a la imponente estructura del templo, comentó: «Desde el camino que cruza por el frente hay que alzar bien la vista, para allá arriba ver el templo». Inspirado por esta imagen, eligieron como lema de la celebración el Salmo 121, 1-2: «Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra».
El legado histórico y cultural del templo del km 14 ha sido oficialmente reconocido por el Consejo Deliberante de la ciudad de Eldorado, que en su sesión del 18 de mayo de 2023 emitió la Ordenanza 031/2023 que declara al templo como patrimonio Histórico Cultural de la ciudad, una distinción que llena de alegría a la Congregación en su labor.
A pesar del pronóstico de lluvia, la fiesta no se suspendió. Los fieles comenzaron a llegar temprano por la mañana, entre nubes y algo de frío, para reunirse en la casa del Señor. El programa dio inicio a las 10 de la mañana, como es costumbre, con el repicar de las campanas y música de preludio. El grupo de canto Emanuel, un conjunto ecuménico, entonó en comunidad la canción «Necesitamos celebrar una fiesta, con sabor de eternidad, necesitamos festejar una lucha, arriesgar nuestra seguridad», enmarcando el espíritu festivo del día de Pentecostés. Las lecturas del Evangelio y los relatos de los Hechos inspiraron a los presentes a reflexionar sobre la fuerza que los anima y renueva su compromiso con la Misión.
Al finalizar el culto, el sol hizo su aparición, abrigando el momento del descubrimiento de una placa conmemorativa. A pesar de las condiciones climáticas iniciales, la jornada se iluminó con su cálido resplandor. Para compartir la alegría de esta ocasión especial, se sirvió un guiso, tal como se hizo hace 80 años en la inauguración del Templo. Una gran olla y manos dispuestas a servir reunieron a las personas en torno a la comida, celebrando con regocijo y gratitud. El domingo de Pentecostés se llenó del Espíritu Santo, creando un ambiente de comunión y gozo.