En Navidad celebramos con alegría y gratitud que el Señor nuestro Dios en su infinita misericordia se inclina hacia nosotros y nosotras para la salvación del mundo.
Aquello por lo cual el mundo ruega, aquello que tantas personas e instituciones prometen, aquello por lo cual se desatan guerras y conflictos aquí y allá, Dios en su gracia y poder lo resuelve de una manera muy simple, profunda y humana: naciendo como un niño o una niña más, como nacen tantos niños y tantas niñas. La salvación del mundo no viene de la mano de personas poderosas, tampoco está ligada a la riqueza o las armas. La salvación del mundo viene de la mano de un niño que nace como tantos otros niños y otras niñas.
¿Seremos capaces de recibir y aceptar este misterio? ¿Podrá este mundo y cada uno de nosotros y nosotras dejar de poner su confianza únicamente en personas encumbradas, montañas de dinero o el poder destructivo de las armas? ¿Podrá este mundo y cada uno de nosotros y nosotras poner su mirada y su corazón junto a quienes siguen naciendo en lugares inhumanos, a quienes sufren rechazo y no tienen lugar en estas sociedades?
Roguemos al Señor para que así sea. Porque es urgente y necesario.
En tal sentido, es que también ruego al señor para que esta Navidad sea una nueva oportunidad de Dios para una nueva vida. Que el amor manifestado en Cristo Jesús nos conmueva, haga surgir la Fe y de su mano nuevas prácticas más humanas y ecológicas; de aceptación y cuidado; de justicia y equidad.
Bendecida Navidad es el deseo de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.
Pastor Leonardo Schindler
Pastor Presidente