El Valdismo del Siglo XII surge como un movimiento transformador dentro de la Iglesia Romana. Valdo, un comerciante de la ciudad de Lyon (Francia), fue su impulsor. Sus seguidores fueron llamados Pobres de Lyon y, despectivamente, valdenses.

El Valdismo primitivo ponía sus prioridades en la Biblia como testimonio de la Palabra de Dios, que requiere del creyente su lectura y explicación, como también la proclamación y enseñanza a los demás. También priorizaba la vida en la pobreza, ya que esta forma de vida significa libertad frente a los poderes y riquezas del mundo: los valdenses optan por la pobreza como recurso evangélico de vida libre, comunitaria y solidaria. Experimentan que nada tienen en lo material y se identifican más plenamente con Jesús y su movimiento. No los atan intereses económicos ni políticos, ni juramentos sociales, religiosos o institucionales. Son pobres y libres, como lo fueron Jesús y sus primeros seguidores.

En el año 1184, el Concilio de Verona decide la excomunión de los predicadores laicos, medida que recae de manera especial en los valdenses. Ellos permanecen firmes en su actitud, tal como expresara el teólogo valdense Durando de Osca: “La decisión que hemos tomado es ésta: mantener hasta la muerte la fe en Dios y los sacramentos de la Iglesia… y predicar libremente, según la gracia que Dios nos ha dado. No dejaremos de hacer esto por ningún motivo”.

El primer nombre que se dio a sí mismo este movimiento fue el de Pobres en el Espíritu, tomando la expresión de una bienaventuranza de Jesús (Mateo5,3). Buscaban el reavivamiento de la fe para vivir una vida auténtica, de acuerdo con el testimonio de los apóstoles. Salían de gira de dos en dos a leer la Biblia o recitar pasajes de memoria, explicándolos a la luz de la situación real de la iglesia de entonces. No fundaron una orden monástica pues quisieron ser laicos y libres, viviendo en medio de la sociedad, aunque sin compromisos que los desviaran de su opción por la pobreza y la predicación de los laicos.

Poco a poco fueron tomando conciencia del desmesurado poder, lujo y desvíos doctrinales de la Iglesia Romana (el culto a los santos, las reliquias etcétera). Surgió, asimismo una rama distinta de estos protestantes de la Pre-Reforma en el centro-norte de Italia, Lombardía, más precisamente en su capital, Milán. Los Pobres de Lombardía comprendían que la vida apostólica también se podía concretar en la vida de todos los días, en el lugar donde uno vive, en el ámbito de la familia, del trabajo y de la propia localidad. A partir de esta postura, el artesano y el obrero reciben su legítimo lugar en el movimiento valdense. El trabajo sedentario de la ciudad hace que los Pobres de Lombardía asuman ese trasfondo para experimentar la fe cristiana evangélica a su propia manera.

Al siglo de haberse fundado el movimiento, los valdenses son expulsados de Lombardía y se expanden hacia las zonas agrícolas del sur de Alemania, los Alpes, Francia y el sur de Italia. Los Siglos XIII y XIV serán muy duros para ellos a causa de las persecuciones de la Iglesia Romana. Todo ello hace que se propaguen aún más de manera clandestina. Surgen grupos en Polonia, Austria, Bohemia, Hungría y Suiza. Un inquisidor del año 1300 comentaba que los ministros valdenses, llamados BARBAS (del latín BARBANUS: tío), viajaban como vendedores ambulantes, quienes, al final de su propaganda comercial, ofrecían LA MERCANCÍA DE MÁS GRANDE VALOR, LA PERLA DE GRAN PRECIO, es decir, el Evangelio. En su predicación había una explícita crítica a las desviaciones éticas y doctrinales del Cristianismo oficial. El movimiento valdense primitivo fue una Reforma de tono clandestino y muy casera ya que, por ejemplo, no se disponía de templos, las ‘capillas’ y escuelas bíblicas eran las propias casas y el testimonio evangélico se daba en el arroyo, cuando las mujeres lavaban la ropa, o en el negocio del artesano. La familia era el ámbito privilegiado para comentar y explicar las Escrituras.

Énfasis teológicos y prácticos de los valdenses medievales

Redescubrimiento de la Biblia. Movimiento laico y popular. Libertad para predicar (pueden hacerlo laicos y mujeres). Opción por la pobreza como forma de vida opuesta a la jerarquía católica, aliada al poder político. Rechazo de todo tipo de juramento, en fidelidad a los preceptos bíblicos. Rechazo de la doctrina del purgatorio (no es bíblica). Principio de separación de la iglesia con respecto al Estado (libertad evangélica).

Los contactos de los husitas con los valdenses serán muy estrechos. Los valdenses reciben libros y cultura teológica de parte de los husitas y éstos reciben de aquellos apoyo económico. Los husitas llegan con su misión hasta Alemania, donde había grupos valdenses, dando así un nuevo impulso al aletargado movimiento valdense. Los barbas del Siglo XV ya se destacan por su formación cultural en general y teológica en particular, y algunos de ellos son preparados en las filas husitas.

Cuando, a partir de 1517, en Alemania sale a la luz pública Lutero con su protesta por el negocio de las indulgencias papales, a los valdenses se les presenta una posibilidad maravillosa de afianzarse en su lucha espiritual. Lutero encarnaba los mismos ideales que los valdenses.

En 1526 se encuentran en Suiza algunos delegados valdenses con el reformador Guillermo Farel, presentándose las respectivas posiciones en cuanto a doctrina y práctica eclesial. Calvino y Zwinglio se destacarán en Suiza, junto con Farel, y de hecho la Reforma no tendrá sólo un carácter religioso sino también político y social. La clase económica activa y progresista de las ciudades llevarán adelante el movimiento de transformación que había surgido en Alemania. Los valdenses deben decidir, de ahora en más, entre seguir siendo ‘valdenses medievales’ (clandestinidad e interpretación literal del Evangelio) o hacerse ‘valdenses reformados’ (profundización teológica y asumir de lleno los espacios en la sociedad). Es así que llega el Sínodo de Chanforán (Valle de Angrogna, cerca de Torre Pellice, 1532), donde no sólo están presentes sólo los barbas, se trata de una asamblea abierta.

Trasfondo y decisiones del Sínodo de Chanforán

El Bautismo y la Santa Cena son reconocidos como los únicos Sacramentos. La Biblia es colocada nuevamente como base indiscutible de la fe. Se asume el ministerio pastoral local. “El cristiano puede jurar lícitamente en nombre de Dios… cuando el juramento redunda en beneficio de la mayor gloria de Dios y en beneficio del prójimo.” La confesión auricular no es considerada como ordenada por Dios. La oración puede ser silenciosa. “No es lícito al cristiano vengarse de sus enemigos en ningún modo.” El cristiano puede ejercer el gobierno y la justicia sobre los cristianos delincuentes. Se acepta el matrimonio de los pastores. Dios sólo prohíbe la usura que daña al prójimo. Se decide recolectar fondos para hacer traducir e imprimir la primera Biblia en francés. Pedro Robert, alias Olivetán, primo de Calvino, es el traductor de esta importante Biblia, que fue impresa en Neuchatel, Suiza, en 1535.

En 1536, cuando Francia invade Saboya (norte de Italia), el movimiento valdense recibe un impulso importante de expansión, no sólo en los valles sino también en la llanura. Hasta los sacerdotes comienzan a predicar contra los abusos de la Iglesia Católica. Pero, por supuesto, hay prohibiciones, arrestos y exilios de los valdenses y simpatizantes. No se trataba sólo de un movimiento de renovación espiritual para la vida en la iglesia, sino también de renovación Los artículos de este ciclo de reflexiones no necesariamente expresan la opinión de las iglesias de la Comunión de la Reforma. Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata (IEVRP); Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA); Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU); Evangélica del Río de la Plata (IERP) y Reformada en Argentina (adherida a la IERP). social. Los campesinos y la clase media quieren, según Giorgio Tourn, derrumbar el sistema feudal de los grandes propietarios que esclavizan a sus subordinados.

En 1555 se edifican los primeros templos valdenses en los valles. Son el símbolo de una alternativa a la iglesia oficial. Son sumamente sobrios, sencillos, sin imágenes, ni velas ni altar. Los predicadores mejor preparados han estudiado en Ginebra, la ciudad reformada por Calvino. Surgen los Consistorios, las Asambleas de los jefes de familia y las ayudas organizadas a los necesitados. La organización valdense se va abriendo paso, así, en un país netamente católico.

Hoy en día las congregaciones valdenses se encuentran mayormente en Italia, Uruguay y Argentina.

Álvaro Michelin Salomón
Pastor de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata

 

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