Ustedes son de aquí abajo, pero yo soy de arriba; ustedes de este mundo, pero yo no soy de este mundo.

Juan 8,23

A veces olvidamos la grandeza de Dios y pensamos que podemos desafiarlo, jugando al límite con nuestros deseos. Nos creemos a prueba de todo y que nada nos va a pasar. Pero entonces una piedra se coloca en nuestro camino y perdemos la fe.
Creer es una tarea muy difícil. Ni siquiera los que pudieron ver a Jesús en carne y hueso creyeron que él era Dios. Cada día hay que cultivar la fe y a veces no tenemos la energía o las ganas de seguir. ¿Cómo voy a creer en Dios si hay tanta injusticia en el mundo? Dios, ¿por qué causas tanto dolor? Pero somos nosotros, los seres humanos, los que nos dañamos y juzgamos incorrectamente. Jesús nos recuerda: “Yo Soy”. Existe y es la existencia toda. El mal es de este mundo, pero no hay mal en Dios. Porque es amor y ante todo nos viene a recordar que el odio en todas sus formas destruye. El odio no es, solo en el amor hay vida plena y justicia verdadera.
¡Oh! amor que no me dejarás, descansa mi alma siempre en ti, es tuya y tú la guardarás, y en el océano de tu amor, más rica al fin será. (Canto y Fe N° 261)

Angie Stähli

Juan 8,21-30

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print