Cuídense de los maestros de la ley, pues les gusta andar con ropas largas, y quieren que los saluden con todo respeto en las plazas. Buscan los asientos de honor en las sinagogas y los mejores lugares en las comidas.
Lucas 20,46
Tras su apariencia de santidad, los escribas eran arrogantes, egoístas, astutos y poco compasivos. Jesús mostró que, a pesar de sus palabras piadosas, pasaban por alto las leyes de Dios y hacían lo que mejor les convenía.
Frente al deseo de los escribas de llamar la atención por cada cosa que hacían, Jesús enseñó que la verdadera piedad cristiana es ante todo secreta. Cuando oramos debemos buscar un lugar solitario, aislado, donde no nos vean. Cuando ofrendamos debemos hacerlo de forma anónima y tener siempre presente que el verdadero seguidor de Cristo no es pretencioso, sino que está dispuesto a servir a todos.
Dios santísimo, tú que todo lo ves, observa mi alma y mi fe, dame la sabiduría para saber actuar ante las desdichas, dame la bondad para no caer en la arrogancia frente a los menos afortunados, no me dejes ciego de fe, Padre amado.
Témale toda la tierra, póstrense todos los pueblos; obras tan grandes y excelsas a su mandato surgieron. Frustra el Señor los designios de los que en el mal se embriagan. Sólo sus planes y juicios se confirman y proclaman. (Canto y Fe N° 110)
Gladis Susana Gomer
Lucas 20,41-47