Deja la ira, y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
Salmo 37,8-9
¡Buen comienzo de semana!
Probablemente te estás preparando para cumplir con tus que haceres o ya estás de regreso, pensando en tu descanso. ¿Cómo fue tu día? Quizás tengas algunas situaciones en las que pensar y empezar a resolver.
Este salmo, ciertamente hermoso, nos invita a la reflexión. No sé tú, pero he notado en los últimos tiempos una escalada significativa de sentimientos de ira en los ámbitos sociales, con gritos, insultos y gestos poco educados hacia otras personas.
Y el texto del salmista nos invita a no dejarnos llevar por la ira, por el enojo, por aquello que nos altera y no nos permite pensar con claridad. Porque cuando nos invade el enojo o la ira, no es posible actuar ni resolver nada.
Poder hacer que la sociedad y los ambientes donde te mueves sean diferentes depende de cada uno, de la disposición a realizar las cosas de una manera distinta: con amor, comprensión, educación y cordialidad.
Que Dios te regale un hermoso y bendecido tiempo.
Narciso Weiss