Dios todopoderoso, ¡haz que volvamos a ser lo que fuimos! ¡Míranos con buenos ojos y estaremos a salvo!
Salmo 87,7

Uno de los grandes deseos del ser humano es volver al pasado. Muchos adultos mayores recuerdan su pasado como una bella etapa de sus vidas. Otros, al igual que el salmista, anhelan volver al pasado por la carga insoportable del presente; un presente que está marcado por la soledad, pérdidas de seres queridos, peleas entre familiares e incluso entre amigos, que llevan muchas veces a exclamar al igual que el salmista: “-Señor, haz que volvamos a ser lo que fuimos”. Sin embargo, bien sabemos que no es posible retroceder el tiempo, ni tampoco congelar la historia de nuestras vidas. Aun así, ante la realidad de nuestras vidas, podemos encontrar fortaleza en las palabras del Salmista cuando nos dice: “¡Míranos con buenos ojos y estaremos a salvo!” Aunque le pidamos a Dios, no siempre nuestra vida podrá volver a ser como era, sin embargo, nos da la oportunidad de comenzar de nuevo, de ser hombres y mujeres renovados por el poder del amor, un amor que nos salva y nos hace sentir que no todo está perdido, un amor en el que encontramos seguridad verdadera, no una falsa seguridad de auto justificación personal, sino la seguridad de saber que como criaturas que somos delante de nuestro Dios creador, entendemos las limitaciones de nuestro débil ser y nos ponemos en sus manos para animarnos a nacer de nuevo cada día, dejando atrás nuestro pasado para vivir un presente y un futuro nuevo. Que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo renueve tu vida cada día querido lector, querida lectora y que puedas sentirte a salvo. Amén.

Raúl Ricardo Müller Heidenreich

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