Lunes 20 de enero

 

Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos.

 

Salmo 19,1

 

Si observamos el cielo, podemos reconocer la obra de las manos de Dios en su inmensidad y amplitud. Basta con tomarse un momento para ver cómo los rayos del sol atraviesan las nubes con sus formas, movidas por el viento; el arcoíris después de una lluvia pasajera, o también observando las estrellas y la luna en las noches.
Basta con tomarse un tiempo. Un momento es suficiente para reconocer que el mundo en el que vivimos es un espacio maravilloso amado por Dios; toda la creación es sorprendente. El problema es que a menudo parece que dedicar tiempo a ciertas cosas es una pérdida de tiempo, pero no es así.
Observar el cielo y ser conscientes de toda la creación nos permite apreciar la realidad en la que vivimos.
Como personas creyentes, estamos llamados a ser agradecidos con Dios, el gran artista de esta maravillosa realidad, como lo expresa el salmista en el texto de hoy. Este reconocimiento debería comprometernos con el cuidado de toda la creación y con el compromiso hacia toda forma de vida.

 

Rudinei Bischoff

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