De cierto, de cierto te digo, que no cantará el gallo sin que me hayas negado tres veces.

Juan 13,38 (RVC)

Jesús ha anunciado la traición de Judas y ahora está anunciando la negación de Pedro. En el medio de estos dos anuncios se encuentra el nuevo mandamiento de amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado, para que el mundo conozca que somos discípulos suyos.
Judas, al traicionar a Jesús, cruzó el punto sin retorno, tuvo remordimiento y por eso se ahorcó. Pedro, negó a su Señor, lloró amargamente y se arrepintió volviéndose a Dios.
Pedro no entendió el nuevo mandamiento hasta que no experimentó en su vida el negar a su Maestro y recibir el perdón por esa negación (Juan 21,15-19).
¡Cuántas veces como “Iglesia Individuo” o “Iglesia Institución” negamos al Señor!
Juan nos deja este relato para que nos ayude a darnos cuenta de que Jesús nos entiende a fondo y ve todo lo que sucede en nuestras vidas, y está dispuesto a impartirnos lo imposible, es decir: renunciar, para poder recibir; perder, para poder ganar; dejarnos derrotar, para levantarnos como vencedores, a fin de cumplir la exigencia del mandamiento nuevo. Es cuando aprendemos a amar con el amor de Jesús y a depender de Él que “conocerán todos que ustedes son mis discípulos”.
Señor, enséñame a amar de esta manera. Yo me siento como Pedro, inseguro, asustado, sabiendo lo débil que soy, sabiendo que mi amor humano no puede nunca soportar la presión y la prueba, pero sabiendo que Tú puedes decirme a mí, como le dijiste a Pedro: “No me puedes seguir ahora, pero me seguirás después”.

Omar Darío Dalinger

Juan 13,36-38

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