Aprovechen el momento presente, porque estos tiempos son malos. Por tanto, no sean irresponsables, sino traten de com-prender cuál es la voluntad del Señor.
Efesios 5,16-17
Los lectores de la epístola, paganos conversos al cristianismo, necesitaban orientaciones concretas que los ayudaran a encontrar el camino del seguimiento.
La conversión, lejos de ser un momento mágico, es un proceso de aprendizaje, un continuo examinar de las propias acciones y sus fundamentos. Lejos del actuar de los insensatos e irresponsables, el seguidor de Cristo busca comprender cuál es la voluntad del Padre, y no se conforma con repetir tonteras que escuchó, que le dijeron…
Los medios de “comunicación masiva” de este tiempo, desinforman infantilizando el lenguaje, y acentuando la emotividad por sobre la razón en los contenidos terminan por atontarnos; y han embrutecido la sensibilidad de muchos, generando reacciones sin ningún fundamento, que, si fueran examinadas con un poco de esmero, nos llenarían de tristeza y vergüenza.
Aprovechen el momento presente dice el autor, no malgasten sus vidas en cosas sin valor, que se las come la polilla o son sólo vanidad. Porque en esto consiste el “mal tiempo”: en una exacerbación del de-seo de consumo (aunque no tenga con qué); en la mirada puesta en el éxito individual sin ningún criterio ético o compromiso con el prójimo; en la falacia, repetida como mantra, de que “no le debo nada a nadie”.
“Al mal tiempo, buena cara”, dicen, pero hay tiempos en los que no es sensato andar con “buena cara”. Sería irresponsable para con el Evangelio al que fuimos llamados, perder el horizonte del Reino en nuestra mirada, olvidar la búsqueda de justicia y paz en nuestro caminar; si callamos, las piedras gritarán.
Peter Rochón
Mateo 28,11-20; Efesios 5,12-20