Yahvé envió contra Joaquim a bandas de caldeos, de arameos, de moabitas y de amoneos, las mandó contra Judá para hacerlo desaparecer, según la palabra que había dicho Yahvé por boca de sus servidores los profetas.
2 Reyes 24,2
De nuevo estamos en un tiempo de terror.
Vemos a Dios violento, enojado, implacable, despiadado.
No hay siquiera un guiño de misericordia o esperanza.
Quiere borrar a Judá de la faz de la tierra. Es más, utiliza al nuevo poder imperialista de Babilonia con Nabucodonosor a la cabeza para lograr su propósito.Y los borró nomás.Y no solamente los borró, sino que los hizo sentir culpables de su propio destino.
Lo que más me impacta, es la presencia de Yahvé.
Él es el protagonista de esta película, Nabucodonosor apenas un títere suyo.
Esto les dio mucho que pensar cuando fueron llevados cautivos a Babilonia.
Fueron los profetas, muchas veces criticados y perseguidos por la cúpula del Templo y del palacio del rey, los que se preguntaron: ¿Por qué nos pasó todo esto?
No patearon la pelota afuera. Asumieron su conducta corrupta y condescendiente con los poderosos y, sobre todo, la traición a las enseñanzas de misericordia de Abraham y de libertad y justicia de Moisés.
Es un texto altamente político que nos obliga a repensar el rol de nuestras iglesias de la Reforma ante los poderes de hoy; los grandes bancos financieros que están locos para darnos dinero y así tenernos en jaque permanente con los intereses; los grandes vendedores de agroquímicos que tienen asegurado su dinero, haya o no cosecha; el modelo extractivista que no respeta la vida de la tierra.
Escuchemos a los profetas de hoy para no ser borrados de la faz de la tierra.
Juan Pedro Schaad
2 Reyes 24,1-20