Lunes 28 de agosto

Señor, hazme justicia, pues mi vida no tiene tacha. En ti, Señor, confío firmemente; examíname, ¡ponme a prueba!, ¡pon a prueba mis pensamientos y mis sentimientos más profundos! Yo tengo presente tu amor y te he sido fiel; jamás conviví con los mentirosos ni me junté con los hipócritas. Odio las reuniones de los malvados; ¡jamás conviví con los perversos!
Salmo 26,1-5

A lo largo de nuestras vidas enfrentaremos varias situaciones en donde debemos tomar decisiones, las cuales siempre tienen repercusiones. Por momentos, seremos tentados a actuar en base a nuestros intereses y provecho personal, dejando de lado la integridad de las otras personas y, nuestros valores basados en la Palabra de Dios, cegados con que es la única opción para enfrentar las dificultades.
En esos momentos, uno debe de tener botas de hierro y guantes de seda.

Botas de acero para mantenerse firme y guantes de seda para un actuar pertinentemente ante las afirmaciones que aseguran que no hay forma posible de proceder que no sea una egoísta y corrupta.
Las personas cristianas conocemos la Palabra de Dios, palabra viva y poderosa, palabra que nos invita a traer justicia y paz a nuestro alrededor. Es verdad, a veces es difícil llevar puestas esas botas de acero, que se nos hacen pesadas y parece que todo cuesta más, sin embargo, con la fuerza de Dios y confianza en él nos mantendremos al pie de la batalla sin dejar caer los guantes de seda, con las que sabremos actuar y defendernos, más sin hacer ningún daño a los demás.

Que Dios nos dé siempre las fuerzas y perseverancia para ser el cambio que deseamos con pasión en nuestra sociedad. Amén.

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