Señor, te alabaré de todo corazón y hablaré de todos tus portentos.
Salmo 9,1-2
Te alabaré con todo mi cuerpo,
cuerpo que es un regalo maravilloso,
testimonio de toda la creación.
Te alabaré con toda mi historia,
con los errores que me alejaron de ti,
con los aprendizajes que me regalaste,
con la certeza de no haber caminado sólo.
Te alabaré con todos mis sueños,
los sueños que te buscan,
que necesitan tu presencia,
que ponen su confianza en tu amor.
“Porque la gloria del Señor es grande, porque el Señor es perfecto en sus caminos, porque el Señor atiende al humilde, mas mira de lejos al altivo”. (Canto y Fe número 167)
Peter Rochón