Día de la Reforma
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, nuestra ayuda en momentos de angustia. Por eso no tendremos miedo.
Salmo 46,1-2
Un refugio. Existen diversos tipos de refugios. En el bosque, una cabaña olvidada puede servir de refugio en la tormenta. En las montañas, una cueva; en las ciudades, ciertos edificios especialmente destinados a ello.
Sin embargo, el salmista dice que Dios es nuestro refugio. ¿Cómo puede ser? No lo vemos, no lo tocamos, no sabemos dónde está, sin embargo, es un refugio. Y si Dios es nuestro refugio, no tendremos miedo.
En los tiempos que corren, desde que apareció la pandemia hace tantos meses, todos tratamos de refugiarnos en algo, en algún lugar… y tenemos miedo. Nuestra generación, que siempre se jactaba de ser segura, valiente, etc., debe reconocer que tenemos miedo. Quizás nuestros padres y abuelos hayan pasado por eso, en épocas de guerras, revueltas, etc. Nosotros pensábamos que ya no nos tocaría… y nos toca, y no sabemos bien a dónde correr.
Como personas de fe, podemos entender lo que nos dice el salmista. A esta altura ya hicimos muchas experiencias con Él. Dejemos que Él sea nuestro refugio y nuestra ayuda en momentos de angustia. Estoy segura que nos quitará el miedo que nos quieren imponer desde los medios, desde todos lados.
Recordando el Día de la Reforma, se me ocurre pensar que Lutero también tenía miedo. La iglesia lo había excomulgado y el emperador lo había declarado “fugitivo buscado”. La peste bubónica había regresado a Wittenberg. Su hija Elizabeth, de 7 meses, había muerto, y el Imperio Otomano estaba atacando a Europa occidental. Y precisamente en esos tiempos inciertos, Lutero escribió y compuso su famoso himno “Castillo fuerte es nuestro Dios”, basado en el salmo que reflexionamos hoy.
Tengamos la certeza que Él está al mando, como antes, como ayer, como hoy, así será mañana.
Luisa Krug
Salmo 46; Jeremías 31,31-34; Gálatas 5,1-6; Mateo 5,2-10 Agenda Evangélica: Salmo 46,2-12 (P); Deuteronomio 6,4-9; Romanos 3,21-28; Mateo 5,1-12
