Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su Ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará.
Salmo 1,1-3 RV 95
Este salmo es realmente hermoso. Según las diferentes traducciones o versiones de la Biblia que tengamos, podemos encontrar variaciones en términos como «bienaventurado», «feliz» o «dichoso». El salmo nos enseña que la verdadera felicidad se encuentra no en detenerse a hablar con malvados y mentirosos, sino en buscar la guía de la ley de Dios. Es feliz aquel que encuentra en Su palabra consejos para construir su vida y fortalecer sus relaciones, y que medita en ella.
Este versículo bíblico me dejó reflexionando sobre cómo sería si alguien escribiera una versión más moderna o actualizada hoy en día. Podría decir algo como: «Dichoso aquel que no se enreda en las redes sociales difundiendo falsedades, ni se deja alimentar por discursos de odio que atacan sin razón a los que son diferentes. Feliz es aquel que antes de redactar un mensaje o compartir algo que ha oído, se detiene a considerar si lo que le dijeron es verdadero, reflexiona si sus palabras aportarán algo positivo a los demás y si tienen un valor genuino».
Este ejemplo de las redes sociales, me lleva a pensar y afirmar que es imposible ser feliz, estar bien, ser bienaventurado, si estamos todo el tiempo dejándonos llenar la cabeza con los discursos de odio y violencia.
Javier Gross