Lunes 6 de octubre

 

Alabaré al señor de todo corazón en la reunión de los hombres honrados, en la comunidad entera. Las obras del Señor son grandes, y quienes las aman, las estudian. Su obra es bella y esplendorosa, y su justicia permanece para siempre.

 

Salmo 111,1-3

 

Qué bello y agradable es admirar la creación y sentir el amor de Dios en cada acto, en cada obra.
Pienso que debemos recordarlo por sus buenas obras y por librarnos de muchos males. “Su justicia permanece para siempre”.
Los que conocen los mandamientos y los obedecen descubren lo que significa el poder y la gloria de Dios.
Pienso que muchas personas escuchan las palabras “alabar a Dios”, pero… ¿Cómo alabar a Dios? Algunos asocian la palabra alabar con cantar, pero es más que eso. Alabamos a Dios cuando oramos glorificándolo, leemos las Escrituras, servimos a Dios a través de nuestras acciones con amor, reverencia y gratitud. Dar alabanza a Dios es hacerlo con toda confianza, fe y sinceridad, de manera que nazca del corazón.
Amado y bondadoso Dios, gracias por renovar nuestras fuerzas y nuestras esperanzas en ti para seguir alabándote y glorificándote. Gracias por la maravillosa creación y por tus obras, para poder disfrutarla y admirarla. Amén.
“Bueno es alabarte, Señor” (Canto y Fe número 173).

 

Silvia Rapp

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