Tú conoces todas mis acciones; aun de lejos te das cuenta de lo que pienso.
Salmo 139, 2
Este salmo permite notar el gran asombro que tiene el autor al reflexionar sobre la sabiduría de Dios y su inmenso poder, presente en todas partes y que nada puede esconderse de su atención, ya que conoce los actos y pensamientos más profundos de cada uno de nosotros.
Sin embargo, Dios no se presenta como una inteligencia artificial impersonal de la tecnología moderna, que capta todo sin discernir entre estados de ánimo, motivos, pensamientos, ideas o contextos. Dios conoce todo y puede entender nuestras necesidades más íntimas.
A veces, nos resistimos a que alguien nos conozca por completo debido al temor de que descubran algo que no les guste. No obstante, Dios ya conoce todo acerca de nosotros, incluso el número de cabellos que tenemos en la cabeza. Él está con nosotros en cada situación, en cada prueba, nos protege, ama y dirige. Nos conoce y nos ama en su plenitud.
Este Salmo no fue escrito por alguien que desee escapar de Dios o huir de Él como un pecador, sino por alguien que sabe que no puede ni quiere hacerlo.
Frente a esto, podríamos contemplar la omnipotencia y presencia de Dios como algo que nos aplasta y nos controla de manera opresiva. Pero hay otra forma de ver y entender esto, una que nos llena de confianza: Dios está en todas partes. Debido a esto, nunca podremos apartarnos de su Espíritu. Estas son buenas noticias para aquellos que conocen y aman a Dios, ya que no importa lo que hagamos o a dónde vayamos, nunca estaremos lejos de su consoladora presencia.
“No importa de dónde vengamos, ni a donde tengamos que ir. De la extensión de tus manos señor, nunca podremos salir.” – Himno 122 “En tus manos” (Himnario FEDIPA)
Leonardo Calderón