Martes 1 de julio

 

Vengan a ver las obras de Dios, las maravillas que ha hecho por los hombres.

 

Salmo 66,5

 

Durante mucho tiempo hemos escuchado que el ser humano es el broche de oro de la creación, colocado por encima de todos los seres para administrar este planeta. Sin embargo, una mala interpretación teológica nos llevó a imaginar a ese mismo Dios creador separado de su creación, distante, como si no le importara que su obra fuera mal administrada, mientras la humanidad se acercaba peligrosamente al dios mammon, en cada especulación y daño a nuestro ecosistema.
Como seres humanos, somos parte de cada una de las partículas de este mundo y al olvidar quiénes somos, destruimos cada día nuestra salud junto con el soplo de identidad divina que llevamos, proveniente de ese Dios que hizo las obras en nuestro favor.
Dios nos sostiene y nos brinda todo lo que necesitamos para vivir plenamente cuando nos reconocemos como sus hijos y vivimos en coherencia con esa verdad.Dios nos sostiene y nos brinda todo lo que necesitamos para vivir plenamente cuando nos reconocemos como sus hijos y vivimos en coherencia con esa verdad.
Éste es el momento de aceptar la invitación: volver a contemplar las obras y maravillas que Dios hizo para cuidarnos, reflexionar de manera integral sobre quiénes somos y, de esta manera, cómo podemos proyectar un futuro donde se manifieste nuevamente ese Dios creador universal que está en, con y entre nosotros.
Hermanos míos, somos artífices de nuestro presente y también del futuro de las generaciones venideras. Que nuestros corazones reconozcan al único y verdadero Dios de la vida para alabarlo por todo lo que nos ha regalado y tengamos una vida plena. Amén.

 

María Esther Norval

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